viernes, 20 de abril de 2012

La nueva jefa

La semana pasada en la oficina nos informaron que el lunes 23 llegará nuestra nueva jefa directa. Una mujer colombiana con mucha experiencia en el área. Mi primer pensamiento fue: “ojalá sea simpática y no muy negrera, todos los colombianos que conozco son simpáticos como los que salen en Betty la Fea, además tienen una cadencia y un modo tan bonito de hablar…”.
Todos tendemos a usar nuestra imaginación ante de conocer a alguien, pero esta me parece una linda oportunidad de conocerme más a mi misma.
Intentaré aplicar algunas cosas que he aprendido en muchas lecturas. La primera y que considero la más importante es que nadie se cruza en tu vida por casualidad. Todos tenemos un sentido para otros y veré qué aprendizaje sucederá de este encuentro y relación. Sobretodo sabiendo que todos y todas formamos parte de una única masa energética en constante movimiento y cambio.
Junto con ello, intentaré no hacer juicios anticipados a su persona, con un típico “al menos se ve simpática” quiero dejar esta vez a mi observador interno hacer su papel de niño, que no conoce y todo le asombra. Si bien es difícil dejar de hacer asociaciones con lo conocido, es un buen ejercicio intentarlo, recordando siempre que todo lo que veo en los demás es algo que tengo en mi misma, las personas son espejos de mi forma de ser. Pondré ojo especialmente si algo me incomoda en ella.
El otro factor que quiero considerar es una afirmación que propone Louise Hay, en donde asegura que con frecuencia, tendemos a recrear nuestra forma de relacionarnos con nuestros padres en el ámbito adulto, ya sea con nuestras parejas, profesores, o jefes. ¿Se parecerá esta nueva jefa a mi mamá? No lo sé, esperemos que nazca una relación nueva, creativa, generosa.
Finalmente me gustaría reconocer en mi nueva jefa a una hermana de la tribu,  aunque esto sea parte de mis expectativas, y bien he aprendido que no hay decepción sin expectativas, prefiero mantener mi intención en este sentimiento. Si bien el corazón es lo que nos hace ser quien somos, abriré mi mente y dejaré que las intuiciones femeninas se reconozcan antes que nuestros fríos nombres civiles y cargos respectivos.
Inlak’ech, Namasté, Bendiciones

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