lunes, 23 de marzo de 2009

Magia!

Mientras estaba en la ducha con los ojos cerrados y sentía el agua tibia entrando por mi pelo enredado de recién levantada, sin darme cuenta me convertí en un indigente que vive en la calle, frente a la Posta o bajo el puente Cal y Canto, y me di el gusto de lavarme el pelo, que hace más de un año no recibía más que el agua de las piletas en verano y de la lluvia en invierno. Fué un sueño, el agua era tan suave y tibia, y la espuma tan perfumada y caía por mi cara como haciéndome cariño.
A éso le sumé que estaba en mi propio baño y si quería me podría quedar una hora bajo el chorro.
Todo lo puedo disfrutar como si no lo tuviera y se convierte en magia!
...y yo que todos los días me lavo el pelo y ni me había dado cuenta.

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